La importante resistencia de doña Máxima Acuña.
Escribe Marisa Glave
Ayer, Máxima Acuña de Chaupe fue víctima una vez más de la violencia de Minera Yanacocha. Una mujer valiente, que se ha enfrentado a esta empresa todopoderosa de Cajamarca, que con persistencia, durante cuatro años, buscó justicia y logró vencer, ayer fue violentada. Los operadores de Yanacocha–que actúan cual grupo paramilitar armado - ingresaron al terreno "Tragadero Grande", que está en posesión de la familia Chaupe. Es decir, con violencia han pretendido usurpar el terreno.
Es importante recordar que en diciembre del 2014, Máxima obtuvo una sentencia en segunda instancia, que reconocía que ella y su familia estaban en posesión del predio, y que la demanda de Yanacocha, que sostenía que esta familia sería “usurpadora”, carecía de sustento. Es decir es “cosa juzgada”, hay una sentencia firme que le da la razón a la familia Chaupe y no a Yanacocha. Pero claro, como ocurre a menudo en el país, cuando los poderosos no están conformes con la justicia deciden actuar por encima de la ley.
La empresa de seguridad de Yanacocha Ingresó a “Tragadero Grande” haciendo uso de la fuerza, sin ninguna orden judicial, a destruir la ampliación de la vivienda que Máxima y su familia venían levantando dentro del terreno que tienen en posesión. Este dato es central, sobre todo para desenmascarar a los voceros de Yanacocha. Máxima vendió animales para poder invertir en la construcción de una ampliación de vivienda, anexa a la actual dentro de Tragadero Grande. La empresa en un comunicado aberrante ha señalado que hicieron un acto de “reafirmación de su propiedad sobre terreno en Tragadero Grande”, y tratan de confundir a la opinión pública señalando que el derecho adquirido de Máxima es sólo sobre su actual vivienda y no sobre el terreno, lo que es falso. La propia denuncia de Yanacocha, así como la sentencia de la sala de apelaciones y los documentos probatorios presentados por Máxima hacen alusión, todos, a que la disputa es sobre un terreno de 20 hectáreas llamado Tragadero Grande.
El abogado de esta empresa ha señalado públicamente que se amparan, además, en la Ley 30230. Esta ley, conocida como el paquetazo ambiental, en su artículo 67, modificó el código civil y permite la “defensa posesoria extrajudicial”. Este mecanismo – que en sí mismo es una barbaridad y debiera derogarse porque supone ejercer violencia de manera legalizada – tiene como requisito ser propietario y haber conocido, en un plazo corto, que se ha perdido la posesión (15 días) o ser el poseedor del terreno y por tanto repeler con la fuerza a quien se pretende apoderar del bien. En el juicio que Máxima le ganó a la empresa lo que ha quedado clarísimo es que Yanacocha no pudo acreditar la propiedad ni la posesióndel predio “Tragadero Grande”, es decirno tiene ningún argumento para ampararse en ese artículo de la ley 30230. Por el contrario, lo que el proceso demuestra es que son Máxima y los Chaupe, quienes están en posesión del mismo, y que tienen documentos para entrar a un debate serio sobre la propiedad.
Este acto de violencia de la empresa, acompañado de disparos para amedrentar a Máxima, contó con la complicidad de la Policía, que observaba a 500 metros el suceso. Como ha sido costumbre en Cajamarca, la Policía, en particular la DINOES, ha operado en combinación con la empresa porque, aunque usted no lo crea, Yanacocha le paga a la policía por sus servicios.
Esta brutal acción ha tenido como único fin sembrar terror. Su objetivo es amedrentar a Máxima, a su familia y a todos los que, como ella, se atreven a pararse con dignidad y defender sus derechos. En Cajamarca, la empresa Yanacocha es un poder fáctico, que opera impunemente más allá de lo legal, que ejerce su voluntad sin importarle cómo. Esta vez, con violencia quieren quebrar la decisión de la familia a mantenerse en ejercicio de su derecho posesorio. Si alguien tiene duda sobre el efecto que este tipo de actos genera, escuchen la llamada de Máxima a un medio de comunicación ayer https://m.youtube.com/watch?v=wCFyB-elZ8M
La lucha de Máxima es por justicia, es por hacer valer la democracia en el Perú, lo que llamamos "Estado de Derecho", es ejercer ciudadanía. Las acciones prepotentes de Yanacocha, que hasta ahora están impunes, lo que hacen es restregarnos en la cara que en el Perú, cuando se es pobre, cuando no se tiene poder, no se tienen derechos; que en el Perú hay ciudadanos de segunda y de tercera clase.
De lo que no se han dado cuenta, es que Máxima es ya un símbolo. Su dignidad es un ejemplo para miles en Celendin, en Cajamarca, en el Perú y, cada vez más, en el mundo. Su luz no dejará de brillar. Por el contrario, este tipo de actos hacen que se encienda con más fuerza.
Publicado en noticiasser.pe
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